La violencia en el ámbito doméstico es un problema muy grave que afecta a muchas personas en todo el mundo. Si bien es cierto que las estadísticas muestran a los hombres como principales agresores y a las mujeres como víctimas, es importante no centrarse únicamente en el género para buscar soluciones.
Intentar resolver un problema sin primero entenderlo del todo es inútil y contraproducente. Comprender que la violencia doméstica no está impulsada por el género como único factor (que un hombre pegue a una mujer solo por ser mujer) facilitará su reducción. Quiero usar este espacio para centrar la atención en otro factor de la violencia, destacando la relación entre el abuso y el deseo de ejercer poder sobre otro individuo, independientemente de su género.
La violencia doméstica es una forma de abuso que puede manifestarse física, emocional o sexualmente. Lo habitual, es que el agresor busque ejercer su dominio sobre el agredido para satisfacer sus propias necesidades de poder y control.
Como venimos observando a lo largo de nuestras vidas, este tipo de actos violentos no se limitan a la pareja, sino que también se suelen extender a otras interacciones sociales y situaciones de confrontación del día a día. En estos casos, el agresor selecciona a individuos que percibe como más débiles para asegurarse de mantener su sensación de superioridad.
Los abusones de siempre, vaya.
Rara vez un abusón, por muy violento que sea, querrá iniciar una pelea contra alguien a quien vea complicado vencer. Inseguridades propias que se resuelven con violencia. Nada nuevo bajo el sol. Y nada exclusivo de los hombres, tampoco.
Sí que es cierto que, en muchos casos, los hombres suelen tener la ventaja física sobre las mujeres debido a las obvias diferencias biológicas. Esto, sin duda, hace más común ver a hombres que pegan a mujeres, que mujeres que pegan a hombres (siendo estos también numerosos). Aunque las mujeres, en general, no expresen esa violencia de forma física como los hombres, la violencia no es una característica intrínseca del género masculino.
Pienso que es importante abordar el problema de la violencia doméstica de una manera responsable. Al romper con los estereotipos de género y trabajar hacia una sociedad libre de violencia, podremos avanzar hacia una realidad en la que todas las personas, independientemente de su género, puedan vivir libres de violencia y dominación en sus relaciones.