En octubre de 2011, recién independizado y viviendo solo por primera vez, compré un pequeño amplificador Lepai LP‑2020A+ por apenas 15 €. Recuerdo pasar días leyendo reseñas online y todas coincidían: para su precio, era un cacharro increíble.
Y lo era. Aquel diminuto amplificador basado en el chip Tripath TA2020 tenía algo especial. Cuando alcanzaba cierta temperatura, la ligera distorsión del arranque desaparecía y, siempre que la fuente de alimentación fuese decente, ofrecía un sonido sorprendentemente bueno.
Lo conecté a unos viejos altavoces que tenía por ahí y, por primera vez, disfruté de música en casa sin distracciones. Fue un descubrimiento: con un equipo tan básico podía sentir matices que antes no percibía.
Ese momento marcó el inicio de algo. A raíz de escuchar música con más calidad, me adentré en el mundo de los FLAC y el audio lossless, invertí en mejores altavoces, mejores cables, un disco duro decente donde guardar todo y, finalmente, una fuente de alimentación más estable para el Lepai.
Así empezó mi viaje por el audio en alta definición.
De Spotify a Apple Music
Con el paso del tiempo, las rutinas cambiaron. En 2010 me subí al tren de Spotify para escuchar música (que en aquel entonces era sinónimo de comodidad) y desde 2014 soy usuario premium. Durante 13 años he esperado pacientemente a que lanzaran su servicio lossless, convencido de que era cuestión de tiempo. Pero la espera se alargó demasiado.
Hoy ha sido el día en el que he decidido dar el paso y cambiar a Apple Music, que desde hace un tiempo ofrece lossless de forma nativa. Fue como reencontrarme con un viejo amigo.
Hoy escucho música en mi Mac, conectado por cable de 3.5 mm a mis Sony XM3. No es un equipo audiófilo de élite, pero para lo que es (unos auriculares inalámbricos que sorprenden por su rendimiento al usarlos con cable y seleccionando calidad lossless) el salto es bastante grande respecto a Spotify. Volví a disfrutar de esos pequeños detalles que había olvidado en años de compresión y streaming con pérdida.
Lo que viene
Este regreso al audio en alta definición me ha despertado otra vez la curiosidad. Mi siguiente paso es montar una oficina en casa con buena acústica y colocar allí un equipo más serio.
Quiero sustituir estas escuchas nocturnas con los XM3 por unos auriculares dedicados de mayor nivel y, finalmente, un sistema que me permita sentir la música como se merece.
Estoy en ello…