En muchos países, la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) intenta garantizar, teóricamente, la seguridad vial y el buen estado de los vehículos. Digo teóricamente porque la ITV en España levanta ampollas y una serie de críticas (algunas justas y otras quizás más polémicas).
Uno de los problemas más recurrentes en la ITV española es que, en muchos casos, los vehículos con graves fallos mecánicos y de seguridad pasan la inspección sin problemas. Esto lleva a situaciones en los que coches con defectos que podrían poner en riesgo la vida de los conductores y peatones circulan sin que nadie se dé cuenta de sus fallos. Es un tema que no me gusta mucho.
Mi anécdota del intermitente
Os voy a poner un incidente personal que ilustra perfectamente la necesidad de mejorar la ITV actual. En una ocasión, me denegaron la inspección porque uno de los intermitentes de mi coche no era “lo suficientemente naranja” según los estándares de esa estación. Aunque a simple vista pudiera parecer una tontería, la realidad es que la normativa existe para garantizar que todo funcione correctamente y sin dejar cabos sueltos. Aunque en ese momento me pareciera exagerado, estas pequeñas anécdotas en la ITV son un recordatorio de lo importante que es cuidar hasta el último detalle en la seguridad del vehículo. Fui a una tienda, compré una bombilla nueva, y pasé la ITV. So far so good.
Es frustrante cuando nos deniegan una ITV por algo que parece una tontería, pero en el fondo, estas normas estrictas nos protegen. Si se me quejaron de una bombilla, significa que todo lo demás estaría perfecto en el coche.
El fallido sistema de ITV (RWC) en Australia
Este año, tras comprarme un coche en Australia, me he dado cuenta de lo diferente que es el sistema de inspección de vehículos. Aquí, solo se requiere pasar la ITV (denominada Roadworthy Certificate o RWC) cuando se va a vender el coche. Es decir, puedes conducir un vehículo viejo durante décadas sin que nadie te lo inspeccione. Esto genera una serie de problemas, como coches que se quedan tirados o ruedas que revientan en las autopistas debido a un mal mantenimiento.
Lo más curioso es que en Australia casi cualquier mecánico puede emitir un RWC sin necesidad de demostrar qué ha inspeccionado, lo que diluye completamente el propósito de la inspección. Si quieres comprar un coche, incluso con el RWC en mano, no estás seguro de su estado. El coche que he comprado yo, mismamente, había pasado la inspección pero la dirección estaba desalineada, el aire acondicionado no funcionaba, las bujías estaban en las últimas, el radiador tenía una fuga, los pilotos traseros tenían agua, los frenos tenían las pastillas gastadas, los discos con surcos más grandes que un skatepark y la batería prácticamente para tirar. Es imposible que ese coche pasase una inspección seria, pero estaba barato y yo acepté esas condiciones.
Este sistema corrupto en Australia ha llevado a muchos potenciales compradores a recurrir a servicios independientes como RAC para hacer una inspección adicional, lo que incrementa el coste y hace que el RWC se convierta en un gasto totalmente innecesario.
Si España adoptara un sistema como el RWC de Australia
Si en España se adoptase un sistema como el australiano, podríamos enfrentar problemas similares. En lugar de mejorar la calidad de las inspecciones, lo que sucedería es que permitiríamos que cualquier taller de mecánica realice inspecciones con poco control, lo que abriría la puerta a más fraudes y, lo que es peor, a coches en un estado malísimo circulando sin ningún tipo de control.
Necesitamos un sistema de ITV más estricto
Por todo esto, pienso que la ITV en general, pero en España en particular, debería ser mucho más estricta, pero, sobre todo, más transparente y auditable. El sistema español me da vergüenza ajena. Vaya, no debería bastar que el vehículo pase por una estación de inspección, debe existir un proceso claro, con auditores y un seguimiento que garantice que se cumplan todos los estándares. No podemos permitir que ciertas estaciones de ITV se conviertan en coladeros para que los coches pasen sin control alguno.
El parque automovilístico español es cada vez más viejo, y la relajación en la ITV no ayuda para nada. De hecho, debería ser todo lo contrario: un coche viejo tiene que implicar un mantenimiento más exigente a medida que pasa el tiempo. Esto no solo protege nuestra seguridad vial, sino que también incentivaría la compra de coches más nuevos y más seguros, ayudando a la industria automotriz a modernizarse y a que las zonas urbanas estén menos contaminadas.