He tenido la suerte de vivir en una zona muy diversa culturalmente y, por tanto, de haber tenido la oportunidad de conocer gente de prácticamente todos los rincones del mundo (muy enriquecedor para la mente observadora). Esto me ha llevado a apreciar, a lo largo de los años, cierta diferencia en la “cultura general” cuando hablo con personas de distintas procedencias. Percibo una relación entre la riqueza documental de una cultura, el tiempo que esta ha tenido para acumular conocimiento y la barrera de entrada que un idioma puede presentar ante dicha riqueza.
En líneas generales, veo que la gente proveniente de países con un gran bagaje cultural (países herederos o provenientes directamente de civilizaciones como la Antigua Grecia, el Imperio Romano, el Imperio Chino, etc.) son capaces de sostener conversaciones más profundas sobre temas clásicos como la ingeniería, el arte, la arquitectura o la historia. Esta observación la he venido realizando a menudo y de forma consistente durante años.
La explicación que le encuentro (desde mi limitada perspectiva) es que, estas civilizaciones, con milenios de historia, han podido forjar un legado documental propio. Esto hace que la barrera de entrada idiomática a ese legado sea menos pronunciada para aquellos que hablan alguna de las lenguas de estas civilizaciones (o sus formas modernas). Idiomas como Inglés, Español, Francés, Chino o Italiano (por poner unos ejemplos).
Es indiscutible que, cualquier persona que no hable una lengua de las mencionadas, va a tener acceso a una parte muy pequeña de los textos clásicos donde se explican algunos conceptos clave para entender el mundo que nos rodea. Las personas que no se manejen en esos idiomas solamente podrán acceder al contenido que alguien haya tenido la bondad/interés de traducir. Lo demás, como si no existiera.
Esto que comento hace que la antigüedad de una cultura en sí se convierta en un reservorio no solamente de conocimiento, sino también de un almanaque de lo que no se debe repetir, lleno de lecciones del pasado. Si una cultura, por su idioma, tiene acceso limitado a información histórica importante, corre el riesgo de que sus integrantes acaben cometiendo los mismos errores en los que cayeron las otras civilizaciones.
Un ejemplo son las luchas territoriales y religiosas. Hay sociedades que han evolucionado hacia un entendimiento mútuo y en donde la violencia tiene cada vez menos espacio. Son sociedades que no experimentan guerras desde hace décadas y donde el gasto militar ha ido en descenso. Podemos hablar de sociedades en un momento histórico/social muy avanzado.
Estas mismas sociedades, por el mismo hecho de estar desconectadas ya de lo salvaje, están en riesgo de ser atacadas por otras más bárbaras (bárbaro en el sentido tradicional de la palabra, claro) que todavía no han experimentado/aprendido muchas de aquellas lecciones aprendidas por las primeras. Se convierte, así, en algo urgente el intentar que esas culturas con menor corpus documental caigan en los mismos errores históricos abordando activamente la brecha idiomática existente.
Como un rayo de luz, La inteligencia artificial (IA) y los Modelos de Lenguaje de Gran Escala (LLMs como GPT-2) traen algo de esperanza en este sentido. Me explico: Al posibilitar la ingestión y traducción de datos desde diversas culturas del mundo, la IA ofrece un puente cultural al conocimiento, independientemente del idioma original.
Este avance tecnológico, como fuerza transformadora, facilita evitar la repetición de errores del pasado al democratizar el acceso al conocimiento acumulado y al tener una población global más informada.