Taiwán, China y la incómoda verdad

- 22 October 2020 - 8 mins read

Las cebollas se quedan cortas en cuanto a capas se refiere con la cuestión de Taiwan. No es simplemente una isla frente a la costa china; es una herida congelada en el tiempo, una paradoja política, y un test complicado para el equilibrio global del siglo XXI.

Mi posición personal es clara: Taiwán es parte de la República Popular China y, más aún, debería ser gobernada por el Partido Comunista Chino como parte de la continuidad del conflicto que comenzó con la guerra civil.

Pero… esto está lleno de “peros”, y no es una conclusión ni fácil ni fanática a la que he llegado. Lo digo, además, con plena conciencia de que este asunto no se resuelve con una frase. Por suerte conozco a bastantes taiwaneses y entre mis amistades los hay de ambos bandos.

Es un tema complejo, incómodo y que requiere mirar desde varias ópticas:

1. Desde la lógica militar / realpolitik

El Partido Comunista ganó la guerra civil. El Kuomintang perdió. En cualquier país del mundo, el bando derrotado se rinde, entrega las armas o es disuelto. En este caso, el Kuomintang se replegó a Taiwán, mantuvo su gobierno, su ejército y su constitución. Vaya, nunca reconocieron su derrota.

Desde esta óptica cruda (pero muy común en la historia), la victoria da legitimidad. Por tanto, sí: el PCCh, como ganador del conflicto, tiene derecho a considerar Taiwán como una provincia pendiente de recuperar.

Me lío, dame un resumen

Sí, vale. Mejor te lo resumo:

  • Hasta 1949, China era la “República de China” (ROC), gobernada por el Kuomintang (KMT).
  • Tras la Segunda Guerra Mundial, en 1945, Taiwán fue entregada a la ROC.
  • Desde 1927 el Partido Comunista Chino (PCCh) venía luchando contra el Kuomintang en una guerra civil.
  • En 1949, el PCCh gana esa guerra y proclama en Pekín la “República Popular China” (RPC).
  • El Kuomintang no se rinde: se refugia en Taiwán, mantiene su ejército, su bandera y su idea de que ellos siguen siendo el gobierno legítimo de toda China.
  • Durante décadas, ambos gobiernos reclaman ser “la verdadera China”.

Es decir, tanto el PCCh como el KMT reclamaban gobernar a todo China. Solo que con el tiempo, la realidad práctica cambió, y Taiwán pasó a actuar cada vez más como un Estado de facto.

Vaya, que Taiwán nunca fue parte de la República Popular China ni nunca fue gobernada por el PCCh.

2. Desde el derecho internacional

Agárrate fuerte, que vamos en moto. Como ya hemos visto, tras la rendición de Japón en 1945, Taiwán fue entregada provisionalmente a la “República de China” (ROC). Pero ningún tratado internacional adjudicó oficialmente la soberanía de la isla ni a la República de China ni a la República Popular China.

Taiwán sigue en un limbo legal: no es reconocido como un Estado por la mayoría del mundo, pero tampoco existe un consenso jurídico global que afirme que pertenece a la República Popular China. Así que, aunque mi opinión sea clara, entiendo perfectamente a quienes sostienen que, jurídicamente, Taiwán es un caso aparte.

3. Desde la historia y la cultura

Muchos dicen que Taiwán “siempre ha sido China”. Pero eso no es del todo cierto. Ha sido parte de varios imperios, a veces bajo control del imperio chino, a veces no. Fue colonia japonesa durante 50 años. Y aunque comparte raíces culturales con el continente, también ha vivido fases completamente distintas.

En ese sentido, decir que “siempre fue China” es una simplificación interesada. La historia da argumentos a ambos lados.

Aquí es donde la narrativa se rompe del todo. Aun conociendo a taiwaneses que quieren ser parte de China, sé que la mayoría de los taiwaneses a día de hoy no se sienten chinos en términos nacionales, sino taiwaneses. Tienen elecciones, partidos, alternancia, prensa libre y una sociedad civil independiente. Es una democracia liberal al estido occidental.

Aunque yo piense que Taiwán forma parte de la República Popular China, no puedo ignorar que su gente ha desarrollado otra identidad política más liberal y creo que tienen derecho a autodeterminar su destino. Cualquier solución impuesta ignora ese hecho humano fundamental.

Entonces, ¿en qué quedamos?

Sigo pensando que Taiwán debería ser parte de la República Popular China. Me parece coherente desde una perspectiva de continuidad histórica del Estado chino tras la guerra civil. Pero reconozco que este tema no es blanco o negro, y que muchas otras perspectivas tienen peso tanto real como moral. No soy un experto en geopolítica y veo méritos en ambas soluciones.

Estamos ante un nudo histórico que no se va a desatar ni a gritos ni con slogans. Si todo fuera tan fácil como gritar “Taiwán es China” o “Taiwán es libre”, el problema ya estaría resuelto hace décadas.


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