Repasando las últimas 10 aperturas de juegos olímpicos, he visto algunas que realmente capturan la esencia de la excelencia. Barcelona 1992 y Beijing 2008 sean quizás mis favoritas. Otras, como Atlanta 1996, Sídney 2000 o Tokio 2020 son las que menos me han gustado.
Algunas ceremonias se destacan por su perfección, mientras que otras por ser simplemente entretenidas.
Seúl 1988 mostró con orgullo su cultura, Atenas 2004 honró la historia y el espíritu olímpico, Londres 2012 mezcló soft power con un show redondo y Río 2016 demostró un alto nivel de creatividad. Tokio 2020 y París 2024 optaron por espectáculos que, aunque en lo personal me gustaron, no reflejaron la grandeza y la dedicación que considero fundamentales en una ceremonia olímpica.
Recordando las Ferias Internacionales
Las ceremonias de apertura de los Juegos Olímpicos no son simplemente espectáculos para entretener. Los eventos de este tipo deben representar la excelencia pura y la búsqueda constante de superación. Los Juegos Olímpicos son únicos en su capacidad de unir al mundo en una celebración del esfuerzo humano, la disciplina y el sacrificio personal. No estamos hablando de un partido de fútbol, la Super Bowl o un evento regional, es una oportunidad para mostrar lo mejor de lo mejor.
En el pasado, ferias internacionales como las de París y Barcelona fueron eventos donde se reunían los mejores y más brillantes de diversas disciplinas para celebrar los avances humanos. Estas ferias eran vitrinas de la excelencia y el progreso. Hoy en día, los Juegos Olímpicos son los últimos eventos globales que pueden reclamar este papel. Son la plataforma para celebrar hasta dónde puede llegar la humanidad cuando se esfuerza al máximo.
Ceremonia de Apertura de París 2024
La apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024 fue una oportunidad perdida. Entiendo que, dado cómo está el panorama actual en países occidentales y el retroceso en derechos, los organizadores vieron necesario un show de este tipo para hacer ver al mundo (literalmente, al mundo entero) que el discurso tradicionalista/conservador no ha ganado.
Aun así, fue una ceremonia que considero no captura la esencia de lo que los Juegos Olímpicos deben representar.
Para avanzar como sociedad, debemos valorar y celebrar el trabajo duro y el sacrificio. Estos son los principios que nos llevan adelante, y los Juegos Olímpicos deben ser un reflejo de estos valores. Cada aspecto de los Juegos, desde la competición hasta la ceremonia de apertura, debe ser una manifestación de esa búsqueda de la perfección. La excelencia es el único camino hacia el progreso, y los Juegos Olímpicos son, a día de hoy, su máximo exponente.