Ahora que he captado tu atención con tremendo clickbait de manual, vamos a hablar de unas de las razones culturales por las que, creo, en China se copia tanto. Y es que, además de ser un país que ha salido de la miseria y que todos los países han copiado en un momento u otro, en este caso hay razones más profundas e interesantes.

En Shenzhen, una ciudad limítrofe China, ha venido evolucionando un fenómeno de innovación bastante curioso y que, en mi opinión, define bastante bien el cómo evolucionan las cosas en China. Se trata del “nuevo shanzhai”, un término que ha evolucionado de su significado original y que ahora encarna un enfoque cuasi revolucionario de desarrollo tecnológico.

El nuevo shanzhai

El término “山寨” (escrito “shan zhai” en pinyin) se compone de dos caracteres chinos: “山” (shān), que significa” montaña”, y “寨” (zhài), que significa “poblado fortificado”. Originalmente, “山寨” se refería a pequeños poblados o comunidades fortificadas en las montañas, que solían estar fuera del control del gobierno y donde a menudo se desarrollaban actividades ilegales.

Por este motivo, “shanzhai” ha sido utilizado para describir los artículos falsificados en general. Estos productos, en su mayoría, solían ser populares en aldeas rurales donde las personas no podían permitirse los artículos originales de marca y, como la mayoría del país era más bien pobre, fueron muy populares. Sin embargo, en Shenzhen, el “nuevo shanzhai” ha adquirido un significado completamente diferente y se ha convertido en un motor de cambio y creatividad.

Este nuevo concepto se basa en un enfoque de innovación abierta y colaborativa. En lugar de enloquecer con el copyright, los derechos de autor y proteger las ideas, los creadores en Shenzhen adoptaron una mentalidad “maker” de compartir y construir copiando/inspirándose en el trabajo de los demás. Esto, al final, ha parido un ecosistema de innovación en la ciudad que asombra.

En el corazón de este ecosistema se encuentra Huaqiangbei (华强北), un área que se conocen como la “ciudad de la electrónica” y que, personalmente, es mi equivalente a Disneylandia. Aquí, tiendas y puestos callejeros venden una amplia gama de electrónica, desde componentes de móviles hasta tarjetas de memoria y cargadores inalámbricos. Tras cada uno de estos inocentes puestos se encuentran, en realidad, empresas que mueven millones de yuanes al año.

Algo bastante interesante es que muchos de estos productos son marcas de tipo “marca blanca”. Es decir, productos genéricos que pueden ser vendidos bajo diferentes marcas. Los fabricantes que venden en Huaqiangbei tienen la capacidad de adaptar los diseños según las necesidades y especificaciones de sus clientes. Y esto es lo que de verdad ha hecho que empresas de todo el mundo encuentren a sus proveedores aquí.

Este nuevo shanzhai no se limita solo a la electrónica de consumo. En Shenzhen, ha surgido una comunidad de innovadores y emprendedores que colaboran para desarrollar productos únicos. Esto ha dado lugar a ideas bastante originales, desde teléfonos móviles con características específicas (como los que incorporan una especie de compás apuntando a la Mecca, popular entre el público musulmán) hasta dispositivos modulares que son fáciles de reparar y actualizar.

Shenzhen también se ha convertido en un centro perfecto para startups. La ciudad tiene cientos de espacios de coworking, incubadoras y aceleradoras para apoyar a emprendedores de cualquier parte del mundo.

Comparando Huaqiangbei con Silicon Valley

Esta innovación abierta del nuevo shanzhai ha hecho que muchos lo comparen con el Silicon Valley en Estados Unidos, pero hay ciertas diferencias importantes.

Mientras que las empresas de Silicon Valley se han convertido en máquinas de hacer dinero y cada vez se enfocan más en ser eficientes, la actividad en Huaqiangbei se basa en la colaboración y la creación conjunta. Esta mentalidad de compartir y construir ha permitido que la ciudad avance más rápido y se posicione como líder en tecnología.