La contaminación acústica de las calles de las ciudades chinas ya no es lo que era (y lo digo como algo positivo, no con nostalgia). Si bien China siempre ha sido conocida por la contaminación y su tráfico ruidoso (tanto por los motores como por los bocinazos constantes), los tiempos están cambiando, y el ruido del tráfico se está volviendo cada vez más potable gracias a la adopción masiva de vehículos eléctricos durante los últimos años, especialmente las motocicletas. La prohibición de la noche a la mañana del uso de las motos ha causado que se vean muchas de estas “motos” que, en realidad, son bicis eléctricas (aunque parezcan motos, tienen pedales) que no pasan de 25 km/h (aunque se pueden “trucar”).
No, los bocinazos constantes al parecer seguirán presentes, es lo que hay.
Este es el primer año que lo noto, y es que cuando camino por la calle en alguna ciudad en China, es difícil no notar el silencio que reina en comparación con lo que solía ser. Es complicado de describir, pero siento que soy capaz de escuchar sonidos que vienen de más lejos, similar a lo que sucede cuando estás en el monte, alejado de todo. Los ruidos de los motores de se desvanecen poco a poco de los centros urbanos, reemplazados por un zumbido suave y apenas perceptible de motores eléctricos, especialmente las motos. Este cambio es un reflejo de cómo China cambia más rápido de lo que podemos asimilar.
La transición hacia la electrificación de los vehículos en China ha sido impulsada, en gran medida, por la preocupación por la calidad del aire y esa imagen tan mala que tenían de cara al mundo, ya que el mundo es cada vez menos tolerante con la contaminación (cosa de la que me alegro, todo hay que decirlo). Las ciudades chinas han luchado durante años por la concienciación sobre los peligros asociados para la salud. Esto parece que ha llevado al gobierno a tomar cartas en el asunto. Para esto, se han creado incentivos fiscales para la matriculación de vehículos eléctricos(Por ejemplo, en Shanghai los coches eléctricos o híbridos no pagan por registrarse y reciben una matrícula de color verde) y la construcción de una red de estaciones de carga.
Pero lo que creo que realmente ha impulsado la adopción masiva de vehículos eléctricos en China es la proliferación de marcas domésticas que, con una competencia local enorme, han acabado consiguiendo que la gente normal sea capaz de permitirse comprar este tipo de vehículos a buenos precios. Ahora mismo, cientos de marcas de vehículos eléctricos compiten en el mercado, desde startups que no saben bien lo que hacen hasta fabricantes reconocidos de automóviles que han apostado por la electrificación. Si bien esta competencia es brutal, pienso que en los próximos años solo unas pocas marcas sobrevivirán. Es el mercado, amigos.
La proliferación de estas marcas en el mercado doméstico ha significado una revolución en la forma en que los chinos se mueven. Mientras en España todavía estamos acostumbrados a las ruidosas scooters a gasolina, en China no se ven más que motos eléctricas que son más silenciosas, más eficientes y menos dañinas para el medio ambiente. Esta tendencia es especialmente visible en ciudades como Beijing, Shanghai y Guangzhou, donde las autoridades locales promueven su uso como una forma de abordar los problemas de contaminación y de mejorar la convivencia.
A medida que más y más chinos van cambiando a los vehículos eléctricos, China se encamina a ser una potencia mundial en su producción. No solo es ya el mercado más grande del mundo para vehículos eléctricos, sino que también está avanzando en su innovación tecnológica. Con esta tremenda competencia doméstica, las empresas chinas necesitan invertir fuertemente en investigación y desarrollo, siendo punteras en elementos tan necesarios como las baterías.
Ojalá la electrificación en las ciudades llegue a todo el mundo, no solamente China. A medida que avanzamos en esta dirección, es posible que en el futuro el ruido del tráfico urbano sea un recuerdo lejano que solamente veamos en las películas.