¡Vaya! Qué le vamos a hacer, China ya no quiere hacerse cargo de nuestra basura.
Mientras los países desarrollados culpan a los países asiáticos de tener mucha basura, se les envía todo lo que no quieren. China, claramente, ha debido tener suficiente y está cambiando sus políticas medioambientales, algo que ha dejado a los países occidentales, principales exportadores de basura, reflexionando sobre sus propias prácticas.
No Más Basura Extranjera
Este ha sido el año de decir “basta”, parece. China ha marcado un hito en sus políticas ambientales declarando su intención de dejar de aceptar cierto tipo de basura extranjera. En concreto, y a través de dos presentaciones en la WTO (World Trade Organization), han decidido prohibir hasta 24 tipos de desechos sólidos para finales de este mismo año. Esta medida está motivada por motivos de salud, seguridad y medioambientales (y pienso que también como una llamada de atención).
La justificación china es que, al final, la basura más peligrosa se acababa mezclando con la basura con materiales que sí son reciclables. Eso tiene un impacto bastante negativo en el medio ambiente y acarrea riesgos para la salud humana. Esta prohibición, que entrará en vigencia el 1 de septiembre de este año, incluye desechos que van desde ciertos plásticos hasta textiles.
El Proyecto “Green Fence” de 2013
No es la primera vez que pasa esto, vaya. Llevan ya unos cuantos años intentando arreglar los problemas de contaminación. En 2013 se sacaron de la manga el llamado “Green Fence”. Como lo que está ocurriendo ahora, este proyecto abordó la creciente preocupación local sobre la calidad de la basura reciclable importada, principalmente de países occidentales. Empezaron a hacer inspecciones más exigentes en los puertos de llegada, intentando poner fin a la importación de desechos contaminados y mal clasificados.
La “Green Fence” planteó un gran reto a los países exportadores de desechos elevando sus estándares de reciclaje. Esta medida tuvo un gran impacto, obligando a los grandes exportadores mejorar la calidad de lo que enviaban a China.
Impacto Global y Críticas Occidentales
Esta decisión desde China limitando los desechos sólidos está teniendo consecuencias globales, especialmente para los países occidentales que son los mayores exportadores de basura. EEUU, por poner un ejemplo, exportó unos 17000 millones de toneladas en materiales reciclables a China el año pasado según el ISRI (Institute of Scrap Recycling Industries). Esta medida está causando cierta alerta a la industria de reciclaje de varios países, que ven que no van a ser capaces de gestionar su basura como hasta ahora.
Es importante mencionar que cuando se critican a los países asiáticos por la contaminación muchas veces se olvida un pequeño detalle: La conexión directa entre la demanda occidental y la oferta asiática. Los países occidentales, al utilizar a China y otros países asiáticos como fábricas de bajo coste, también les envían volúmenes enormes de basura para procesar. La hipocresía radica en culpar a estos países por la contaminación cuando, de hecho, sirven las necesidades de consumo de los países más desarrollados.
Cuanto más cierre China sus puertas a la basura, el mundo más se enfrentará a una nueva realidad ambiental. La necesidad de una gestión más sostenible de los desechos es innegable. Esto no se soluciona apuntando con el dedo a China por sus restricciones, sino en empezar a ser más responsables con el consumo.